sábado, 7 de junio de 2014

domingo, 1 de junio de 2014

CRÍTICA A LAS CLASES DE FILOSOFÍA


Antes de empezar, decir que a mi esto de hacer críticas no se me da muy bien, ya que todo lo que digo siempre suena muy pelota, pero voy a intentarlo.

Este ha sido mi primer año en El Espinillo y creo que una de las cosas que más me han gustado han sido las clases de filosofía. Son ese tipo de clases que cuando preguntas a tu amigo/a que qué clase toca después y te dice “filosofía”, no piensas “puuf”, al revés, estás deseando que llegue. Son de esas clases en las que no se te ocurre mirar el reloj para ver cuanto tiempo queda para que se acaben y que cuando lo hacen te quedas comentando algún ejemplo que ha dicho o algo que ha explicado el profesor durante ella y que luego se lo cuentas a tus amigos, tus padres, tu hermana, etc.

Muchas veces, cuando estoy hablando con algún amigo o amiga y sale el tema de la filosofía, rara vez alguno dice que le guste, pero no sólo las clases sino la asignatura en general. En gran parte, yo creo que la manera de dar la clase del profesor afecta mucho, ya que es el que hace que las clases sean más amenas o por el contrario, que sean un tostón. A mí, las clases de filosofía me resultan muy interesantes, ya que todo lo que damos, no sólo es teoría que te sirve para aprobar el curso, sino que también puedes verlo en la vida cotidiana de una manera o de otra y eso resulta curioso.

En mi opinión, la manera de dar las clases de Enrique P. Mesa, es la mejor de todas, y no es por ser pelota, pero hace que aprendas y que se te queden las cosas y no sólo eso, sino también que te resulte interesante lo que se está dando y que tengas ganas de saber más sobre el tema. La verdad, es que no sé como explicar la manera en la que lo hace, pero desde luego, yo nunca he querido ser profesora, pero si lo fuera me encantaría ser así.