CRÍTICA A LAS CLASES DE FILOSOFÍA
Antes de empezar, decir que
a mi esto de hacer críticas no se me da muy bien, ya que todo lo que digo
siempre suena muy pelota, pero voy a intentarlo.
Este ha sido mi primer año
en El Espinillo y creo que una de las cosas que más me han gustado han sido las
clases de filosofía. Son ese tipo de clases que cuando
preguntas a tu amigo/a que qué clase toca después y te dice “filosofía”, no
piensas “puuf”, al revés, estás deseando que llegue. Son de esas clases en las
que no se te ocurre mirar el reloj para ver cuanto tiempo queda para que se
acaben y que cuando lo hacen te quedas comentando algún ejemplo que ha dicho o
algo que ha explicado el profesor durante ella y que luego se lo cuentas a tus
amigos, tus padres, tu hermana, etc.
Muchas veces, cuando estoy
hablando con algún amigo o amiga y sale el tema de la filosofía, rara vez
alguno dice que le guste, pero no sólo las clases sino la asignatura en
general. En gran parte, yo creo que la manera de dar la clase del profesor
afecta mucho, ya que es el que hace que las clases sean más amenas o por el
contrario, que sean un tostón. A mí, las clases de filosofía me resultan muy
interesantes, ya que todo lo que damos, no sólo es teoría que te sirve para aprobar
el curso, sino que también puedes verlo en la vida cotidiana de una manera o de
otra y eso resulta curioso.
En mi opinión, la manera de
dar las clases de Enrique P. Mesa, es la mejor de todas, y no es por ser
pelota, pero hace que aprendas y que se te queden las cosas y no sólo eso, sino
también que te resulte interesante lo que se está dando y que tengas ganas de
saber más sobre el tema. La verdad, es que no sé como explicar la manera en la
que lo hace, pero desde luego, yo nunca he querido ser profesora, pero si lo
fuera me encantaría ser así.